Los buenos hábitos alimentarios deben surgir durante la infancia. En casa, y sobretodo en el colegio, que es donde más tiempo pasan los niños, es muy importante extender la idea de que se tiene que comer de todo y en su justa medida.
Y aunque eso suena muy bien, e incluso fácil de conseguir, detrás hay una difícil tarea de razonamientos, de explicaciones, gritos, peleas, chantajes, paciencia, comprensión, y al final, recompensa.
Por eso los menús escolares tienen una complicada función: ser equilibrados, cubrir las raciones recomendadas de cada grupo de alimentos, ser sanos, y lo más importante, GUSTAR A LOS NIÑOS!!
Una alimentación saludable es uno de los pilares básicos para llevar una vida sana, pero por otra parte, ésta no debe ser sedentaria, sino todo lo contrario.
La actividad física sería otro pilar básico para completar la vida saludable, y es que es imprescindible dedicar almenos 30 minutos al día a mover el cuerpo, y para hacerlo, existe una lista interminable de actividades de las que basta elegir una...
Pasear, correr, caminar deprisa, hacer marcha, ir en bicicleta, patinar, hacer aerobic, pilates, jugar al fútbol, basquet, tenis, ping pong, subir escaleras, montar a caballo, ir de excursión, hacer surf, kitesurf, escalada, nadar, etc. Buff, solo de citarlas, uno ya se cansa!!
Pero más allá del humor, los beneficios que aporta cualquier actividad física son impresionantes y no tienen precio. Y muchas veces por falta de tiempo nos acomodamos, y es verdad que la pereza es un pecado capital.
Por tanto, el lema sería: ¡¡vivan las escaleras y nada de subir en ascensor!!
Con los alumnos y el material obtenido en este bloque la actividad pensada consiste en preparar dietas adaptadas a diferentes personas clasificadas según su gasto energético total diario. Es decir, se buscarán personas reales (por ejemplo madres, primos, amigos, etc.) que detallen las actividades realizadas diariamente para poder calcular su GETD, y a partir de ese dato, los alumnos por grupos diseñarán una dieta teniendo en cuenta las kcal aportadas por cada uno de los alimentos. De esta forma serán más conscientes de lo que ingieren, que les aporta, los beneficios, etc.
En fin, ¡arriba la actividad y abajo la pasividad!
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